En estos últimos años el mundo entero se vio forzado a cambiar una serie de hábitos cotidianos e incorporar otros que creían lejanos en el tiempo. Un enorme porcentaje de la población laboral tuvo que adaptar sus espacios a la modalidad home office.

Entre tanto, muchas personas se acostumbraron al trabajo remoto, pero otras añoran el retorno a la presencialidad. Según dicen los expertos, la modalidad híbrida será la realidad pospandemia preponderante del 2022, entendiendo por híbrido a la mezcla de tiempo laboral presencial – en la oficina – y remoto – home office. Aunque en lo personal, prefiero llamarlo presentual (neologismo personal). 

Sea cual sea el escenario que a cada uno nos toque vivir, la ergonomía pasó a ser un tema clave. Es el aliado número uno para hacer del espacio laboral una oficina saludable un lugar más seguro y productivo.

🤔 ¿Qué es la ergonomía?

Palabra a la que habitualmente no le prestamos tanta atención, pero que nos impacta de lleno a la hora de trabajar sobre todo en casa. Alude a cuestiones básicas como por ejemplo: la silla que utilizamos, mesa o escritorio, el monitor, la iluminación, entre otros elementos que conforman nuestro espacio de trabajo.

Yendo a la definición académica, ergonomía es la disciplina que se encarga del diseño de sitios de trabajo, herramientas y tareas, de modo que coincidan con las características fisiológicas, anatómicas, psicológicas y las capacidades de los trabajadores que se verán involucrados.​

Se trata de una disciplina científica orientada a mejorar la vida de los trabajadores que dedican de 4 a 16 horas en un mismo sitio.

✍️ Parte Práctica

Aquí van algunas sugerencias ergonómicas para que tengamos en cuenta al momento de armar una oficina saludable en casa:

• Evitar una postura sedentaria estática. Es conveniente moverse cada dos horas, a lo que en ergonomía se lo denomina pausas activas. 

• Respaldos ergonómicos adaptables a tu silla para enderezar tu postura al sentarte. Son prácticos, económicos y se adaptan a cualquier silla mejorando tu postura corporal.

• Elegir un espacio donde haya buena iluminación natural. En lo posible que la ventana dé hacia uno de los lados del monitor, esa posición – luz de costado – es menos agotadora y más saludable que la luz de frente. Con esta ubicación estamos potenciando nuestra energía para volcarla a la tarea en óptimas condiciones.

• Mobiliario regulable. Las sillas de oficinas deben ser giratorias y regulables para proporcionar una mayor movilidad sin forzar la postura. Adecuar la altura de la silla respecto a la mesa de escritorio ayuda a desarrollar una buena postura. Esto implica que los pies estén apoyados en el suelo y nuestros brazos a unos 90° en relación con el monitor, eso es lo recomendado. Y hay muchos otros beneficios.

• Sonido ambiente. Hay dos clases de ruidos: los internos y los externos. Lo ideal es elegir un lugar de la casa donde haya menor ruido externo. Si esta opción no es posible lo mejor es trabajar en los momentos de menor intensidad de ruidos, en la manera que tus horarios te lo permitan. Y claro, la música siempre puede ayudar a generar un buen clima y hacer tu oficina más saludable.

• Soporte ergonómico. Estudios han confirmado que la cabeza tiene una inclinación natural de 4º hacia delante, por lo tanto, lo que inclinemos de más significa un sobre esfuerzo para nuestras cervicales. Las consecuencias más frecuentes son dolores de cabeza, de cuello, molestias en la espalda, fatiga visual entre otros. La recomendación es guardar 50 cm entre los ojos y la pantalla, esta es la distancia correcta y nunca deberíamos acercarnos más y el grado de inclinación de la cabeza para mirar la pantalla no debería superar los 30º. Por eso, un soporte ergonómico portátil es vital para elevar el ordenador y situarlo en la postura perfecta para nuestra visión. Otra opción es agregar libros debajo de la laptop hasta lograr la altura correcta.

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Álvaro Martínez – Periodista y Máster en gestión del tiempo